
El otro día leí una entrevista a Paul Theroux, escritor estadounidense. Theroux es considerado por la crítica literaria -y admiradores- como un monumento de la prosa de viajes. Ha viajado prácticamente por todo el mundo, conociendo y escribiendo sobre lo que ha ido descubriendo a lo largo de muchos años.
Este señor despidió la entrevista con la siguiente frase:
Un hombre feliz no puede ser escritor. Está demasiado ocupado siendo feliz.
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